martes, 29 de abril de 2014

Día 36

Hoy salto de la cama nada más sonar el despertador, y no me cuesta nada. Desayuno, me visto y al bus. Llego al hotel de mi familia momentos después de que desayunen, dejo la mochila del curro en su habitación y nos ponemos en marcha.
Primera parada, como no podía ser otra, el Duomo. En vez de hacer la visita en el orden recomendado, hacemos cola directamente para la cúpula. No tardamos mucho en entrar y... a subir escaleras. Llegamos al primer nivel de la cúpula por dentro y mi hermana no puede para de mirar hacia arriba. Ni ella, ni yo. Seguimos subiendo y pasamos de la puerta al segundo nivel para subir directamente a la cúpula en sí. Es increíble la amplitud entre la cúpula interior y la exterior. Salimos al balcón de arriba del todo y, perdonadme la expresión, flipamos en colores. Se ve toda la ciudad, es absolutamente y infinitamente increíble. Vamos sacando fotos a medida que vamos dando la vuelta. En serio, no sabéis lo que es hasta que subís, las fotos no hacen justicia a la belleza de la ciudad desde aquí, la luz, el viento... (ains, que me pierdo. Focus, Li, focus). Bajamos por la estrecha escalera por la que hemos subido y accedemos al segundo nivel por dentro. Si no hubiera un cristal de seguridad se podría tocar la pintura con la mano. Bajamos las escaleras hasta la cruz central y a la salida nos encontramos con un cartel que dice que las embarazadas y enfermos del corazón deben tener cuidado ya que están a punto de subir 300 y pico escaleras. Una buena advertencia en el sitio más indicado, sin duda.
A la salida nos espera Padre. El pobre tiene vértigo y en cuanto ha visto lo alto que estábamos subiendo, se ha bajado. Es casi la hora de comer, así que empezamos a buscar un sitio. Acabamos en el mismo sitio de la cena de ayer, y sigue estando riquísimo. Tomamos de postre una pannacotta con nutella de muerte y volvemos al Duomo. Ahora toca el campanario. Subir se hace algo más difícil, porque sólo hay una escalera estrecha para subir y bajar. Pensaba que me iba a quedar tan impresionada como en la cúpula, pero la verdad es que desde allí las vistas son mejores. Lo único distinto es que desde el campanario hay una vista preciosa de la cúpula. Como antes, damos la vuelta sacando fotos. Para bajar mi hermana o yo hacemos de avanzadilla y nos aseguramos de que el tramo de escaleras está libre antes de seguir bajando todos. Una vez abajo nos encontramos con mi padre y entramos en la iglesia. El acceso al altar está cerrado y hay unos periodistas sacando fotos, así que no podemos ver la cúpula desde abajo del todo. Damos un rápido vistazo al museo arqueológico del “sótano” y compramos unos recuerdos en la tienda.
Vamos a su hotel y les dejo descansando mientras me voy al curro. Nada más llegar, cojo la primera patata y me corto el dedo de forma espeluznante, casi me arranco media uña. Ceno con el personal y me pongo con dos bizcochos para los desayunos. Creíamos que iba a ser un servicio tranquilo, pero empieza a llegar gente y para cuando llega mi familia se nos ha liado la cosa. Voy ayudando a emplatar y con los postres. A mi hermana le encanta el spumino de chocolate. Termino de ordenar y limpiar todo y le presento mi familia a F. y le doy sus regalos antes de que se vaya. Me cambio y me tomo algo con mi familia antes de irnos. La cena les ha gustado mucho, pero me echan la bronca porque no les han dejado pagar. Yo estoy más asombrada que ellos, pero no ha sido cosa mía, sino del jefe supremo.

Estamos muy cansados de estar todo el día pateando, así que les dejo en su hotel y me voy a casa, que mañana toca viaje.

domingo, 27 de abril de 2014

Día 35

En pie a primera hora que hoy toca turno de mañana. Yo me dedico a lo mío mientras S. y F. preparan la comida para el grupo de esta tarde. Tomates a raudales y tantas patatas que pierdo la cuenta y todo. Llega el pedido, así que me pongo a ordenarlo rápidamente para poder seguir con el curro. Dejo ya cortadas las patatas de la tarde y preparo todos los ingredientes y decoraciones para el servicio. Salteo espinacas y ayudo con la fruta y los postres. Limpiamos todo y para casa, a ultimar detalles. No sé qué le ha pasado a mis tarjetas porque con una no me deja sacar dinero y la otra se ha bloqueado, así que no tengo dinero en efectivo más que las monedas sueltas en mi cartera.
Como algo de ensalada en casa y me preparo para recibir a mis padres y a mi hermana. Seis botellines de agua al bolso y estoy lista para irme. Calculo el tiempo para llegar algo antes a la estación de tren que ellos con el autobús desde el aeropuerto, pero me paso de pronto y tengo que esperar una hora. Al menos hace calorcito, y más con el abrigo de invierno que me traje desde marzo. Van pasando bus tras bus y mi nerviosismo va en aumento, hasta que por fin... ¡si, aquí están! Saco sus maletas antes de que consigan bajar siquiera y, después de un mes y cuatro días... ¡abrazo de familia! No sabéis lo contenta que estoy al poder abrazarles, hablarles cara a cara sin ordenador de por medio, oírles reír... Placeres de la vida que no sabía que añoraba.
Vamos al hotel, les ayudo a registrarse y vamos a su habitación. Les dejo mi abrigo largo y me dan uno más corto que me han traído. Y abren la maleta. Cereales, colacalo, jamón serrano, lomo, trufas, idiazabal, morcillas, galletas... parece que aquí me matan de hambre por todo lo que me han traído, madre mía. No voy a tener que hacer la compra en lo que queda de estancia. Salimos a dar una vuelta antes de ir a cenar. Bajamos por la calle San Lorenzo y hago que mi hermana cierre los ojos y la guío hasta donde puede ver el Duomo. Se queda sin palabras. Desde que le dije que me venía a Florencia de Erasmus y que ya tenía un billete de avión para ella había estado esperando este momento. Está totalmente maravillada. No se cómo conseguimos seguir andando. Vamos rodeando la catedral y empezamos a buscar un sitio donde cenar. El restaurante Leo nos llama con su luz amarilla y entramos. Mi primera pizza, y en la mejor compañía. ¡Qué rica! Y de postre toca helado para compartir mientras caminamos hacia la estación de tren. Hoy me dejan en la parada y se van andando al hotel. Es difícil decirles adiós por la ventana sabiendo que están aquí por mi.

Llego a casa y miro los horarios de bus y mapas para mañana. Buenas noches.

viernes, 25 de abril de 2014

Día 34

Esta es una mañana de no parar. Recojo la ropa del tendedero, mi cuarto y como pronto. A la tarde me voy a la Galeria de la Accademia a comprar las entradas por adelantado en la librería que hay enfrente. En la Galeria es donde está el David de Miguel Angel, y suele ser recomendable comprar la entrada por adelantado (15€) y no esperar dos horas para poder entrar, si se entra, en día que se vaya a ver (11€). Esos 4€ merecen la pena. De ahí me acerco hasta el Duomo para coger ya las entradas (10€). Son válidas para 7 días desde la compra, y una vez se ticka en la primera entrada, son válidas para las próximas 24 horas. Es muy pronto para ir al curro, así que me quedo en uno de los laterales del Duomo escuchando a un trío de violinistas geniales. Espumadera hace amigas nuevas por fin.
La tarde en el curro es lo que se dice... aburrida. Hoy no hay ninguna reserva, así que no hay mucho que preparar. Me encargo de las patatas, ajo y perejil antes de cenar una maravillosa lasagna de verduras y setas que está de mueeeeeete. Como aún no viene nadie, S. me enseña a hacer flores con tomates cherry. Las suyas son mucho mejores, claro, pero para hacer dos, no se me da mal. Utilizo mi 'intuito feminile' para ordenar los frigoríficos y el congelador mientras F. y S. sirven a tres personas que comparten un plato y un postre. El aburrimiento no puede ser mayor, así que nos dedicamos a enseñar a Espu a cocinar, y parece que no lo hace mal.

Salgo antes de lo esperado y me voy a dormir enseguida. Mañana es un día muy importante y estoy nerviosa, así que me cuesta dormir lo mío.

Día 33

Hoy la mañana va super bien, no paro de hacer cosas: tomates, el fondo, cortar calamares, saltear espinacas y vainas... F. está haciendo unos envoltorios de berza rellenos y no sabe cómo cocinarlos en el horno, si con papel de horno o sin él; así que me pide ayuda. Yo le recomiendo hacerlo al vapor y... ¡me hace caso! Salen de muerte, y perfectamente cocinados. Si él está contento, yo lo estoy más aún. Llega el servicio y poco después los postres. Cómo los cocineros están ocupados, me pongo con la fruta. La temible fruta. Pero... ¡ja, chúpate esa! ¡Fruta conseguida! Y yo solita encima. Antes de salir como un poco de risoto con alcachofas. Me da algo de vergüenza admitirlo pero, me empiezan a gustar las alcachofas. No hasta el punto de comerlas solas, pero si acompañan a algo, no están del todo mal.
Como tengo tiempo hasta la reunión en AeF, me voy hasta información y turismo para coger mapas para mi familia. De ahí me acerco hasta la estación de trenes a mirar horarios y... vuelta a información y turismo porque se me ha olvidado preguntar una cosa. Con la tontería son casi las cuatro, así que me voy a la accademia. Cuando llego ya están casi todos allí, pero la reunión tarda un poco en empezar porque la tutora aún está con el grupo anterior. Estamos una hora y media hablando por turnos en “italiano” de cómo nos va en el trabajo. Al salir, algunos nos vamos a tomar algo en el bar que hay al lado. Comentamos sobre todo el tema estrella de esta semana: han echado a uno de las prácticas y lo han mandado a casa. Pero claro, nadie sabe exactamente qué ha pasado y todo son rumores e historias que no acaban de coincidir.

Cojo el bus para ir a casa, me hago algo de cena y a dormir.

domingo, 20 de abril de 2014

Día 32

Lunes. Pronto por la mañana. Desayuno en vena y al curro con las pilas cargadas. Esta semana hay muchas cosas que hacer antes del jueves, que es cuando viene mi familia.
Creía que iba a ser un día aburrido, pero de eso nada. Preparo la sopa yo solita, espinacas, vainas, alcachofas, las patatas, el ajo, y la crema pastelera. Y en el servicio salteo los contorni, lo que nosotros llamamos guarniciones. Preparo berenjena para un plato de esta tarde y... una vez más, menos mal que tengo a S., porque la fruta no me sale ni para atrás. Eso si, los spuminos me siguen saliendo de muerte.
Salgo del curro y cojo el bus, pero no para ir a casa, sino para ir a lo que parece ser el Ariznabarra florentino. Me paro en la parada que me había indicado google, pero creo que a veces se equivoca, porque la parada anterior me venía mejor. Llego después de una vuelta al Obi Hall. Encontrar la taquilla también es una odisea, menuda vuelta doy. Llamo al timbre y me atiende una chica super maja. Me hago entender bastante bien. Parece ser que mi italiano supermacarrónico es mejor cada día. Creo que no he gastado aún mucho del presupuesto de salir que me había marcado, así que me permito comprarme una entrada para la segunda zona. Señores, el 22 de abril me voy a ver el Rocky Horror Live. Vuelvo a casa dando medio paseo, medio bus. Así descubro que el 20 me deja cerca del Obi Hall, así que para ir no tendré problemas, pero cuando acabe el espectáculo, tendré que volver a pie, porque no hay buses a esas horas de los que me dejan cerca de casa.

Hablo un rato con la mia mama un rato y descanso el resto de la tarde mientras hago la lista de tareas por hacer antes del jueves.

Día 31

Me despierto a las 11 con una luz cegadora entrando por el tragaluz. Hoy en mi día libre de este finde, así que dedico la mañana a descansar. Como calculo tan bien con las cazuelas que tengo, hoy no tengo que cocinar: vivan las sobras de ayer. El arroz con verduras de ayer sabe a gloria, ha absorbido todo el sabor del tomate fresco esta noche. A la tarde me acerco a un bar donde tomamos algo ayer, ya que habíamos quedado en vernos allí los del curro y yo. Pero después de esperar quince minutos... me han dado plantón. ¿Irme a casa o aprovechar que estoy en el centro? 
Me doy una vuelta y acabo en la plaza donde acaba la calle donde está la Galeria de la Accademia. Me encuentro con un montón de puestecillos de artesanía llenos de autenticas preciosidades. Por suerte, el puesto que me gusta estará de nuevo en una feria de artesanía internacional a partir del 25 de mayo, así que puedo volver a ver los productos y pensarme cuál comprar. Sigo con el paseo porque aún es pronto para volver a casa y me encuentro con una calle que se llama igual que mi hermana. Sigo mi camino hasta que me encuentro con una parada de mi bus. Casa y tranquilidad, que mañana curro.


jueves, 17 de abril de 2014

Día 29 y 30

El viernes me lo voy a saltar, porque contaros cómo planeaba hacer muchas cosas y al final me he quedado en casa dormitando es muy aburrido.

Sábado sabadete. A la mañana como cada sábado para mi toca hacer limpieza, pero esta vez no hago compra, que ya tengo suficientemente llena la nevera. Me hago un arroz con verduritas para comer y descanso un poquito antes de ir al curro. Hoy F. libra, así que estamos solos S., A. y yo, así que estoy algo nerviosa por si no entiendo lo que quieren que haga. Llego a la hora de siempre y me encuentro a S. cocinando ya. Preparo nada menos que 27 spuminos. Y eso sólo antes de una cena consistente en pasta picante y pollo frito. Empieza el servicio y S. me deja saltear espinacas y vainas; y a medida que avanza, nos coordinamos perfectamente y voy agarrando cada vez más la sartén. Cuando se apacigua en servicio me pongo a hacer crepes normales y los guardo. En los postres nos volvemos a coordinar para sacarlos todos rápidos y perfectos. Hasta el último spumino, que se desmorona, así que pongo otro en el horno y me como el que ha salido mal. Mirad como sufro...

Termina el turno por fin, pero hoy no es día para irse a casa. Hoy salgo con algunos compañeros del curro de fiesta. Incluso conozco a la novia del hermano de P., que es canadiense, y alaba mi pronunciación y nivel de ingles; cosa que me hace estar muy orgullosa de mi misma. Llego a las 4 de la mañana a casa y V. aún no ha vuelto, y eso que no iba a salir. Me meto en la cama y... hasta que nos olamos.

sábado, 12 de abril de 2014

Día 28

Después del bajón de ayer, me quedo en casita toda la mañana. Me hago una ensalada para comer, y de postre un yogur. Estoy desganada completamente. Y parece que F. sabe cómo estoy, porque en cuando llego al curro propone hacer pasta carbonara para nuestra cena. Amor infinito a esa pasta. ¡¡Madre mía que buena está!! Y para acompañarla, spezatino, MI spezatino; el que empecé a hacer ayer, vamos. Qué rico está todo, me levanta la moral de golpe. Y encima de postre hoy tengo tiramisú de S. ¿Puede mejorar el día? Pues si. Salteo espinacas y ayudo a emplatar el grupo de esta noche. Llegados los postres, me ocupo del horrible e infumable tegolino y de un par de frutas.
Salgo tardísimo y voy corriendo al bus, pero aún me quedan 20 minutos de espera. Me monto en el bus por fin y no hay ningún asiento libre, así que me agarro a lo que puedo cerca de la puerta de salida. Una chica bastante muy alternativa (no podía serlo más) se levanta para salir en la próxima parada. Lleva un cachorrito de perro de apenas semanas, lo más adorable del mundo a esa hora; y el pequeñajo me mira, lo miro... y me bosteza con su boquita chiquitina. Os lo juro, no puedo parar de sonreír como una idiota cada vez que recuerdo esa carita.

miércoles, 9 de abril de 2014

Día 27

En el bus de camino al curro veo a una chica chica escribir mensajes en el móvil. Nunca había visto cómo se escriben los kanjis con un teclado de teléfono.
Menos mal que hoy el congelador si que funciona. Después de las tareas diarias me ponen a saltear verduras. Bueno, lo que se supone que es saltear, porque o no tengo fuerza para mover la sartén ni las verduras, o lo hago tan fuerte que las verduras podrían ser la nueva decoración de las ventanas. Cuando termino hago unas lascas de queso para la pasta y el timbal de berenjena. Empieza el servicio, pero hay tan poco a gente que me mandan a picar verduras lo más pequeño que pueda. La cebolla y la zanahoria controladas pero, ¿cómo narices se corta el apio en brunoise? No se cómo lo hago, pero consigo que todas las verduras tengan el mismo tamaño al final. De hecho, parece que lo he hecho tan bien que F. quiere que corte yo las verduras siempre que haya que hacer el guiso, spezatino creo que se llama. F. me pone a limpiar un trozo de carne enorme y lo corto en dados para empezar a hacer el guiso. Pocho las verduras, echo la carne, y cuando ya está sellada, cubro con vino y dejo reducir. Empiezan a venir las comandas de postres, así que aparco el guiso para que lo terminen esta tarde y me voy a emplatar dulces.

La tarde me la tomo de tranqui dando una vuelta por el barrio y yendo a comprar cereales, que se me acabaron ayer en la cena. Estos días estoy de bajón. Me he adaptado a la vida aquí y empiezo a aburrirme. Me quedan casi siete semanas aquí, estoy llegando al ecuador de la estancia, y... estoy chof. Supongo que es cosa de unos días, los altibajos son normales para mi, pero no deja de ser molesto el sentirse así.

Día 26

Hoy llego al curro y... qué bien, el congelador de cocina se ha estropeado durante la noche. A correr a salvar lo salvable, mover cosas al congelador de abajo, y poner a cocer rápidamente lo que podríamos aprovechar para hoy. Logramos salvar la mayoría de cosas, así que nos ponemos a preparar el menú con ligeros cambios por la situación. Yo me dedico a lo mío: alcachofas, tomate, patatas... mis tareas diarias. En el servicio viene poca gente, pero me encargo de ayudar a S. con la fruta. No me sale aún el plato entero a mi, aunque parece que voy mejorando.
Llego a casa y oigo como se abre la puerta. ¡Arrea zapatilla! Es la hija de mi casera y un cura que viene a bendecir la casa antes de Semana Santa. Al parecer es tradición hacerlo aquí en Italia. La tarde me la paso tranquila viendo una peli en mi cuarto. Estoy algo triste. Creo que empiezo a acostumbrarme a estar aquí, y me ha entrado el bajón (por eso tardo tanto en escribir las entradas del blog). Para despejarme un poco, me voy a la compra. Es un paseo corto pero productivo y relajante. Recojo la colada y me preparo la cena mientras charlo un rato con los amigos y la familia. 

lunes, 7 de abril de 2014

Día 25

Que duro es trabajar un lunes habiendo trabajado todo el fin de semana. Menos mal que me lo puedo tomar con tranquilidad porque no hay mucho que hacer.
Preparo el caldo, las patatas y el tomate en dados y cuartos para los servicios. Andamos cortos de postres, así que cuando termino mis tareas hago una tanda de spuminos. G. llega con parte del pedido de hoy, así que me pongo rápidamente con las alcachofas. A este paso seré la reina de las alcachofas.
Empieza el servicio, pero yo empiezo con dos litros de crema pastelera para que esta tarde puedan hacer tarta de manzana y uvas. Como han sobrado muchas claras al hacer la crema, me pongo a hacer un bizcocho con ellas mientras hago berenjenas para un plato de la carta. Un día sencillo y bonito al fin y al cabo.
A la tarde me quedo en casita descansado, como ya he dicho, estoy de currar un lunes después de haber trabajado el finde no puede ser bueno para la salud.

Como me parece que el post es muy corto os voy a enseñar una de las cosas que hicimos ayer para el grupo grande. Son crepes rellenos de queso fresco, espárragos trigueros y puerro, atados con puerro escaldado, con bechamel por encima y la punta del espárrago. De decoración lleva una flor de tomate cherry que hizo S., es todo un artista para esas chuminadas. Algo sencillo de hacer y rico de comer. Y estoy orgullosa de ellos, sobre todo porque llegó un momento en que F. me dejó prepararlos a mi porque iba más rápido que él y me salían mejor.

Día 24

Son las pronto por la mañana, fuera brilla el sol, y he dormido una hora menos por el cambio de hora: ¡a levantarse! Hoy me espera un gran día sin duda. Cojo el autobús y llego antes que nadie al restaurante. Me cambio y empiezo a hacer el caldo y a sacar lo necesario para el día de hoy.
Empiezo con más alcachofas, picar calamares y tostadas de pan. Una vez más, hago las patatas. Puede que ya os lo haya dicho, pero a F. le encantan mis patatas y siempre dice que son “las mejores del mundo”. F. termina el cuscus de verduras y yo voy montando los nidos de pasta filo. Hemos venido tan pronto que a las 11:30 está todo terminado y nos dedicamos simplemente a retocar cosillas y preparar decoraciones. Empieza el servicio y viene el grupo grande. Voy ayudando con los platos y me encargan cocinar el plato de pasta para el único niño que hay. Mucha responsabilidad. Llegan los segundo y los tres nos coordinamos para sacar todos los platos calientes, con todas las guarniciones e iguales unos a otros. De postre hay tarta de chocolate, pero no me quedo a ver cómo la sirven. F. me deja irme un poco antes para que llegue a tiempo al campeonato de Aventureros al Tren.
Llego a Asterion, me apunto y esperamos un poco a que lleguen todos los participantes. Al final somos 9, así que hacemos tres partidas con tres personas cada una. Quedo segunda en la primera, pierdo estrepitosamente la segunda y... ¡gano la última! Y de paliza encima, muahahahaha. Aún así, por puntuación, quedo sexta de nueve. No está mal para no haber jugado a esto en años. Ha salido tan bien la cosa que va a hacer otro campeonato por mayo, así que espero estar aquí para jugarlo también. Vuelvo tranquilamente para casa, medio camino de paseo medio de autobús.

Espumadera está muy contenta de que me haya atrevido a jugar y de que me haya ido bien el día. Quedan aún más semanas de las que me gustaría, pero creo que vamos bien.

viernes, 4 de abril de 2014

Día 23

Sábado de dormir hasta “tarde”. Como yo ya hice mis tareas ayer, le toca a V. hacer las suyas, aunque no parece que tenga muchas ganas. Colgar la lavadora, recoger un poco el armario y para cuando nos damos cuenta, estamos comiendo. Mmmm, rico arroz de ayer. Duermo un poquito de siesta y al tajo.
Esta noche tenemos un grupo pequeño de seis personas, pero mañana para la comida hay uno de 27, así que hay trabajo que hacer. F. empieza a hacer un paté con hígados de pollo y de repente explotan y me saltan a la cara y al cuello. Au, duele. Él sigue preparando cosas para el grupo de hoy mientras yo me encargo de pelas alcachofas, espárragos y hacer unos bocaditos de calabacín y salsicia. Preparo dos bizcochos enormes para los desayunos del hotel ayudo en el servicio. El grupo de esta noche ha encargado bistecca a la fiorentina, todo un espectáculo verlo preparar y servir. Eso si, aún a riesgo de molestar a toda la población de esta provincia... es un chuletón de sidrería como una casa. En el País Vasco no tenemos nada que envidiar a la bistecca, por muy guay que sea la presentación.
Lo mio parece que siguen siendo los postres. Tegolino por aquí, spuminos por allá... y si, las frutas siguen siendo mi espinita clavada. Limpiamos y el trabajo termina con un café charlando de la existencia de un licor de alcachofas llamado Cinar. ¡De alcachofas! ¿Adónde vamos a llegar? Autobus, casa y cama, que mañana toca madrugar demasiado para ser domingo.

miércoles, 2 de abril de 2014

Día 21 y 22

El jueves es un día tranquilo. Por fín ha llegado el primer día libre de la semana y si, me lo paso durmiendo, viendo series y remoloneando todo lo que se puede. Las hermanas de V. aún están aquí, así que puedo descansar también a la tarde. Hay que ver lo mucho que se cansa una trabajando cinco días a la semana, y eso que no hago las 8 horas de un trabajo normal. No me quiero ni imaginar lo que va a ser estar en el mercado laboral real.

El viernes también lo tengo de fiesta, aunque hoy sí que hago más cosas que ayer. Ducha, desayuno y a limpiar mi parte del cuarto. La semana pasada ya hice mis tareas, así que hoy adelanto mis tareas de mañana. A ver si V. se da por aludida y limpia lo suyo, que menuda semana llevamos...
Me visto y me acerco a Asterion a apuntarme al Campeonato de Aventureros al Tren de este domingo. Soy la octava de la lista, así que tiene pinta de que será una competición pequeña. Vuelvo tranquilamente en bus, me paro en Alberti y voy a la tienda de congelados. Compro unas barritas de txaka y... ¡lubina! Hala, la casa por la ventana. Dejo en casa la bolsa y salgo a la compra. Primero al Esselunga a por verdura y de paso aceite de oliva, y luego al Lidl: arroz, yogures, mermelada, pan y... pizza y patatas fritas, y hasta aceitunas sin hueso. ¡Sin hueso! Al parecer hoy es un día de derroche total.

Me hago arroz con verduritas y lubina a la mediterranea para comer. Esto de tener dos días libres me empieza a gustar demasiado. Después me pongo una serie y acabo durmiendo la siesta hasta que anochece. V. me ofrece una y otra vez ir con ella y sus hermanas al Hard Rock esta noche, que hay un concierto y es la última noche juntas en Florencia... Pero me quedo en casa tranquilamente. No me apetece para nada un plan así esta noche. Pero si cenarme la pizza viendo una peli como si estuviera en casa tranquilamente. Qué recuerdos. A medianoche me voy a dormir antes de que V. vuelva, a ver si así me duermo rápido.

martes, 1 de abril de 2014

Día 20

Después del pedazo día de ayer hoy toca uno mucho más tranquilo. Estoy de mañana, así que después de hacer “las patatas más ricas del mundo”, me enseñan a cocinar una salsa cuatro quesos que está de muerte sola y acompañando unos strigoli ni os cuento. F. se cuenta de que quedan pocos spuminos y en vez de pedírselos a S., me nombra hacedora oficial de volcanes de chocolate.
Entre ingrediente e ingrediente P. nos trae un café. Siempre me está llamando cosas cariñosas como 'uovalina' o 'cipollina' y F. se ríe tanto con ello que me empieza a llamar 'carciofita', es decir, 'alcachofita' en nuestro idioma. Menos mal que aparte de reirse me prepara una de las lasagnas de la cena de ayer. Madre mía de mi vida, si ya quería quedarme aquí por el queso, la pasta y el café, la lasagna se le une al club. Eso si, aquí en vez de echar carne picada, le echan lo que llaman ragout: un guiso de ternera con salsa de tomate triturado. Pues eso, que está todo de muerte.

A la tarde me doy una vuelta de camino a casa. Planeaba hacer muchas cosas, pero me quedo más sopa que pa'que. Hablo un poco con la familia y los amigos y después de cenar me veo unos capítulos, que mañana no hay curro.