Hoy
puedo remolonear un poco más en la cama porque entro a las 11, y de
verdad que necesito hacerme con todas las fuerzas que pueda.
El
autobús viene tarde y está llenísimo de gente, tanto que en
algunas paradas ni siquiera abre la puerta para que no entren más
personas. Y para colmo hay una manifestación de estudiantes muy
cerca de mi parada que provoca una pequeña retención. Llego justa
al curro, me cambio y empiezo con ganas. Tomate, alcachofas,
alcachofas y aún más alcachofas. Preparo las verduras al grill para
la mesa grande de después y mozzarella rebozada para el grupo de la
noche. Como un couscous vegetariano excelente que ha preparado S., y
cuando él se va, me quedo con F. y A. para hacer el grupo grande.
Todo va de maravilla. Ayudo a emplatar y voy trayendo cosas de la
nevera para seguir con el servicio. Llegan los postres y... quieren
nueve tiramisús, nueve; y evidentemente, no hay. Saco nueve copas
para montar los postres en un momento, y cuando ya llevo más de la
mitad, viene un camarero a decir que sólo hay que hacer cinco. Monto
los tiramisús y la fruta mientras F. prepara los crèpes. En menos
de lo que creíamos hemos terminado con el grupo, así que nos
ponemos con el cocktel de esta tarde.
A.
prepara un poco de pasta con atún y aceitunas y matamos el poco
hambre que nos quedaba. Voy preparando tostadas y rellenos y... por
fín llega mi momento. Hago mi primera salsa de achicoria y
gorgonzola. Por alguna extraña razón no puedo evitar reírme cada
vez que alguien dice gorgonzola, será porque me recuerda a Booth de
Bones llamando eso a Gormogón. F. prepara lasagna con una pasta
precocida que me parece venida del futuro, me encanta. Vuelve S. y
empieza el servicio del cocktel. Ellos van cocinando mientras yo
preparo crema pastelera. Aquí la hacen con proporciones distintas,
así que me apunto la receta para la próxima vez. Hago yo solita la
cena para la familia: pasta con salsa de tomate y ragout y filetes al
horno con verduritas y patatas. ¡Yo solita! Miro el reloj y veo que
ya casi se han cumplido las 8 horas máximas de trabajo que puedo
hacer al día, así que F. me manda para casa.
Llego
a casa cansadísima. Ha sido un día muy duro, así que ceno algo y a
la cama, que mañana toca más.